Hola.
Os cuento la segunda parte de mi visita por el lejano Oeste…. de Zaragoza.
En este caso os comentaré mis dos noches en el restaurante OCTAVA MILLA que
está dentro del Hotel Europa en Utebo.
Ya lo visité hace unos cuantos meses y es de esos sitios que al acabar
piensas: ¡aquí tengo que volver! Y no una, dos noches estuve gozando de las
bondades de su cocina, moderna pero manteniendo reconocibles los platos que
tomas y con mucha creatividad en la presentación. Qué bien saben que el primer
sentido a ganar por parte de un restaurante es la vista.
Su menú se suele mantener estable durante toda la semana tanto a la mañana
como por la noche siendo unas cinco opciones en todos los casos (primeros,
segundos y postres).
La primera noche me decanté por un cremoso Risotto de setas y calabaza con
Parmesano, lleno de sabor con un dominante mayor como si de música habláramos
(la cocina es de hecho una sinfonía) que es esa maravilla de la humanidad conocido
como queso Parmesano. Para nada pesado pero ante la duda, pedí como segundo un
más liviano bacalao al pil-pil con ajos fritos, en su punto exacto de
presentación donde treinta segundos más es pasado y treinta menos es crudo. Perfecto.
Os comento luego los postres por que merecen comentario aparte.
El segundo día fue para unas Tartaletas rellenas de Ensaladilla rusa y me
jugué la noche dando vueltas pidiendo un Rabo de ternera al vino tinto. El
primero era fresco, suave gracias a una mayonesa casera muy liviana pero de
sabor y unas tartaletas en su buen punto. Muchas veces, este tipo de productos
como el hojaldre son tan delicados en el trato que como hayan estado guardando
espera durante tiempo, cuando llega a tu boca el tiempo te juega una mala
pasada. Pero no, no era el caso.
Como tampoco fue mala la noche. Es cierto que me costó dormir pero
recordando lo perdido y es que el rabo de ternera estaba como filamentos de
nube de tierno y con un sabor que te llenaba la boca. De esos platos que lloras
a medida que ves su fin. (Suspiro)
Sobre los postres, probé un apabullante Strudel de Albaricoque y unos
tentadores bocaditos rellenos de Mousse de Chocolate. Mirar, coger algún libro
de sinónimos y buscar la palabra extraordinario. Pues bien, todos esos
adjetivos son aplicables los dos días aunque el Strudel, servido ligeramente
caliente, se lleva la palma.
Los elementos que injustamente llamamos accesorios como el vino (un
Cariñena joven con personalidad), el agua (buena marca servida a la temperatura
fresca requerida) y un pan de barra magnífico, no hace sino ver que mi memoria pese
a la edad no me falló y que aquellos recuerdos tenían una base cierta.
Si duermes en el hotel, los 18 euros normales se transforman en 15 euros.
Sea uno u otro precio, creo que es de los mejores menús que puedes comer en
toda la provincia de Zaragoza. Lujo asequible y maravillosa experiencia con un
servicio de camarero para adoptarlo y llevártelo a casa.
Raquel
OCTAVA MILLA (Hotel Europa)
C/ Ciudad de Ponce, 4
50180 Utebo (Zaragoza)
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